De acuerdo con las orientaciones de la OMS, los gobiernos están imponiendo diferentes medidas para contener la propagación de la COVID-19, hasta el punto de suspender las actividades no esenciales, restringir el movimiento de personas o incluso aislar a toda una ciudad. En esta situación de incertidumbre, resulta crucial que los empleadores estén elaborando planes de contingencia para responder a los diversos escenarios que se presenten.
Reducir el contacto cara a cara es una medida importante para mitigar el impacto de la COVID-19. En función de la ubicación y la propagación de la COVID-19, es posible que los empleadores tengan que pedir a los trabajadores que trabajen desde su casa, o que sean los trabajadores quienes lo pidan, si existe esta opción. Sin embargo, considerarán de inmediato adoptar esta medida si la propagación del virus COVID-19 empeora.
También es importante recordar que, sea cual sea el lugar desde donde se trabaje, los empleadores siguen siendo responsables de la salud y seguridad en el trabajo, así como del bienestar mental del trabajador durante la ejecución de su actividad laboral.
Los empleadores deben elaborar una directriz u orientación sobre el trabajo a domicilio de forma que los trabajadores estén claramente informados. Las respuestas a las siguientes preguntas comunes pueden ser útiles a la hora de que la empresa considere este método de trabajo y redacte una directriz al respecto.